A.

Altamar.
Divisamos en una lanchilla hinchable un barco tan grande que ni tú ni yo creíamos que podíamos coger el timón.
Era tan grande, que ni el mejor capitán del mundo entero lo podría haber navegado.Era tan grande que daba miedo verlo, la proa, las cuerdas, las velas... era impresionante...
Hasta que un día.. después de muchos intentos, subimos. Subimos al barco, por las ansias que teníamos de llegar hasta él, después de tanto tiempo viéndolo..ahí, tan grande. Subimos.
Y ahora navegamos los dos.
Tus manos y las mías compartieno un timón.. un timón que quien sabe a donde nos va a llevar.. pero este viaje  que Dios sabe dónde nos llevará es precioso..
Tan precioso como esas pecas que adornan tu cara.

Viento en popa a toda vela.